lunes, 23 de febrero de 2009

Nunca es tarde si la dicha es buena


Gran favor el que le hace a la democracia española Bermejo al marcharse. Da igual que haya tardado lo suyo, lo importante es que nos abandona, y por el bien común esperemos que sea para siempre. Lo sorprendente de su dimisión es que muchos se la toman como un síntoma de honestidad en el PSOE y de decencia política, como si no nos hubiéramos tragado durante semanas un intenso debate sobre la dichosa cacería. ¡Qué rápido olvidan los que ahora defienden su dimisión como un ejemplo de talla política! ¿Pero es que no recuerdan el debate de tan sólo hace unos días? ¿cómo un Bermejo en su eterna actitud chulesca y desafiante decía que no dimitía? Pero si incluso recomendó a uno del PP que se pusiera a trabajar... Hay que tener cara, mejor le hubiera recomendado a su mujer que se pusiera a trabajar y no estar de fiesta durante la última campaña a las generales al tiempo que estaba de baja por enfermedad. En fin.
No obstante, lo malo de todo este asunto es que una mitad de España se siente orgullosa de la dignidad de Bermejo y la otra mitad satisfecha de que dimita por lo de la cacería. Lamentable si tenemos en cuenta que había muchos otros motivos por los que podía haber dimitido este señr. Pero el más importante sin duda es que durante su ministerio se realizó la primera huelga de jueces. De la democracia dicen en los informativos..., pero habría que repasar la historia de España a ver si encontramos caso igual. Es más, podríamos revisar la historia de Occidente, que ya será difícil encontrar una huelga de jueces. Pero esto en nuestra España querida no parece importante. Como parece que tampoco lo es el hecho de haber excarcelado a un condenado por corrupción que luego sigue haciendo negocios con administraciones socialistas.
Pero bueno, vuelvo a lo que comentaba al principio, debemos regocijarnos porque al menos nos hemos quitado de encima un lastre para la democracia.
Por otro lado, para los que creen que su dimisión es un acto de valentía, honradez, ética, etc. etc. etc. les recomendaría hacer un ejercicio comparativo con auténticas dimisiones que sí podríamos calificar, al menos, de éticas. Me refiero a las de toda la tropa que ha ido dimitiendo en el gobierno de Obama, que no duran ni 24 horas en cuanto se les saca algún trapo sucio, por nimio que sea, como el escaquearle dinero al Fisco. O el ejemplo más reciente del ministro japonés de finanzas, que dimitió de un día para otro por el lamentable espectáculo que dió en una rueda de prensa con un más que dudoso estado de sobriedad. ¿Cuánto ha tardado Bermejo en dimitir? ¿Cuántas personas (del PP y PSOE) han tenido que pedírselo?

Solbes envidia a Bermejo
http://mitele.telecinco.es/informativos/economia/66703.shtml

Lo de éste también es tremendo. Con la peor crisis de la historia, reconocida por el propio Solbes; cuatro millones de parados; entrada en recesión; y un negro panorama económico que según los últimos análisis no remontaremos como mínimo hasta el 2011; y Solbes se permite el lujo de envidiar a Bermejo por dimitir. ¡Pues no se corte señor ministro, dimita usted, joder que está tardando! Sólo lleva seis años de retraso para su dimisión, que ya en el último gobierno de Felipe González nos hubiera venido bien perderle de vista.
Solbes dejó España hecha una mierda hace 14 años y, otra vez después de pasar como Ministro de Economía, la deja igual o peor. Menuda suerte la nuestra. Y que poca verguenza la de Solbes. ¿También desborda dignididad? Que se lo pregunten a los parados, especialmente a los que en estos meses se les acaba el subsidio por desempleo, a ver qué opinan sobre un tío que es ministro y cobra dos cuantiosas pensiones (que no son como la de los jubilados), y que parece estar de vuelta de todo, cansado de controlar, por decir algo, las cuentas del Reino.

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